Las niñas y los niños están llenos de emociones que se desbordan de sus cuerpos pequeñitos como se sale un río de su cauce en época de lluvia. Pasan de la felicidad absoluta a la pena y la desolación. Montan en cólera en episodios iracundos que evocan las películas de terror más terroríficas (valga la redundancia), para luego acurrucarse en nuestros brazos con ojitos de peluche tierno.

Y claro, la verdad es que esto nos pasa a todos, con la diferencia de que los adultos podemos (o deberíamos) identificar nuestras emociones, controlarlas y continuar con nuestro día, sin tener que pensar que lo estamos haciendo.

Pero los niños y sobre todo los más pequeños, no han desarrollado aún mecanismos o estrategias que los ayuden a atravesar situaciones límite de manera exitosa, pues estos deben ser aprendidos y por lo tanto enseñados y es por esto que nosotros, sus adultos cercanos, somos los encargados de guiarlos por el camino del reconocimiento y manejo de sus muchas, muchas, muchas emociones.

Los niños necesitan entender lo que sienten para poder expresarlo y así desarrollar saludablemente su universo emocional y lograr un equilibrio entre la razón y el corazón, que los ayudará a trabajar empatía y asertividad, imprescindibles en todos los espacios de la niñez y del mundo adulto, también.

Debemos tener presente que en esta etapa de aprendizaje, nuestras niñas y niños no solo aprenderán a poner en palabras lo que sucede dentro de ellos, si no también a regular, afinar y controlar su lenguaje corporal, al que debemos prestar mucha atención durante este proceso, pues por lo general es más elocuente de lo que notamos.

Es hora de poner manos a la obra y empezar a trabajar junto con nuestros pequeños, así que si necesitas algunas ideas de cómo guiarlos, aquí te dejamos algunas.

Enseñar con el ejemplo

La mejor forma de enseñar a un niño, es demostrando cómo deben ser hechas las cosas. No basta con decirles lo que deben hacer, sino demostrar cómo es que nosotros podemos poner en práctica eso que queremos enseñar a nuestras niñas y niños. Es por esto que es muy importante que pongamos palabras a eso que sentimos, sin importar lo que sea. Así estaremos  enseñando de la mejor forma, cómo comunicar eso que nos está ocurriendo y necesitamos compartir.

Si nos sentimos emocionados, felices, tristes o molestos recordemos expresarnos con serenidad, claridad y naturalidad para que nuestros pequeños aprendan que es normal sentir distintas emociones y está bien hacerlo, y si sentimos algo como furia o temor, compartirlo, seguro nos hará sentir mejor.

No solo hablamos con palabras

Los lenguajes para comunicar son muchos y no se limitan a las palabras solamente. Las expresiones artísticas suelen contar historias profundas y relevantes y pueden ser la clave para aprender a reconocer lo que sentimos.

Pintar, dibujar o escribir, son formas de transmitir nuestras ideas y sensaciones también.

Buscando una manera de ayudar a mis hijas en este proceso, encontré el Pack Soy Artista  de Artesco y me gustó la idea de regalarles un kit de materiales que puedan usar para comunicar lo que sienten cuando no encuentran las palabras. 

Este pack contiene un Sketchbook de 25 cartulinas blancas, (ideal para llenar de colores, palabras y dibujos), una caja de colores 16/14 y un set de témperas con bandejita mezcladora y pincel. Es decir, todo lo que necesitamos.

A veces las palabras no alcanzan para decir lo que necesitamos compartir. A veces las imágenes lo dicen mejor.

Ayuda con tus palabras

Al principio, nuestras hijas e hijos pueden no encontrar las herramientas para definir eso que están sintiendo. Este es el momento para decirlo por ellos y ayudarlos a reconocer sus propios sentimientos. Si lo escuchan de nosotros, tal vez sea más sencillo identificar eso que les está pasando. Aunque lo que buscamos es que ellos lo hagan por sí mismos, facilitar las cosas en una primera etapa puede ser de gran ayuda y provecho.

Cuanto más les facilites el término correcto para la emoción que están sintiendo, más capaces serán después al comunicar sus emociones, en lugar de hacerlo con acciones como empujones o rabietas.

Algunas estrategias

Ofrezcamos a los niños herramientas para lograr una buena salud emocional. Por ejemplo:

- Que sepan que confías en ellos.

- Pregúntales qué pasó y cómo se sienten.

- No los castigues, invítalos a la reflexión sobre un sentimiento desbordado.

- Que sepan que pueden contarte lo que sienten con dibujos y pinturas.

- Lean historias que hablen sobre las emociones.

- Que sepan que ninguna emoción es mala, solo deben aprender a manejarla.

- Dales el espacio y el tiempo que necesitan para poder hablar de lo que sienten. 

No olvidemos que aprender a reconocer y manejar los sentimientos, es un proceso largo que va a necesitar toda nuestra paciencia y tu cariño. Tus hijas e hijos pasarán por momentos difíciles, pero con tu acompañamiento consciente y respetuoso, lograrán crecer con el corazón tranquilo y lleno de amor.

Texto: Alida Werner