Hoy los parques están sin niños, no se escuchan japiberdeys multitudinarios, ni hay lonchesitos en la casa de los abuelos. Ya no te vas de fin de semana a acampar con otras familias, ya no llevas al cine a tus niños, ni vas por un heladito al terminar la pelí. Todo es diferente desde hace un tiempo y seguirá siéndolo por un tiempo más.

Hoy hay miedo y dolor en el mundo entero, pues muchas personas ya no están y muchas de nuestras libertades se han visto recortadas en un intento furioso de mantenernos a salvo hasta ganarle la guerra al intruso que nos mantiene lejos de los abrazos, los amigos, la familia y lo que conocimos como “normalidad”.

Suena triste y muy duro y es que es muy triste y es muy duro, y la única forma de salir victoriosa de esta peli de terror, es cuidándote a ti misma y a tu familia y sin duda alguna lo estás haciendo muy  bien. 

Seguro has diseñado un infalible protocolo de bioseguridad muy estricto y minucioso en casa para cuando sales a hacer compras o a trabajar (si es tu caso). Seguro lavas y desinfectas todo lo que entra a tu hogar, incluso si se trata de ti y de tus niños y tal vez ellos, por pequeños que sean, ya asumieron esa nueva dinámica como la “de casa”, pues no debes olvidar nunca lo versátiles que son y su inmensa capacidad para adaptarse a cada nueva situación con mucha más facilidad que cualquier adulto. 

Pero como mamá, cuando se trata de tus hijos, quieres que la vida no sea triste o seria, y por suerte en medio de toda esta locura, cambios y restricciones, tus niños siguen siendo felices y riendo y tu también, y tal vez esto te ha hecho sentir ligeramente culpable alguna vez, pero es lo último que debes sentir.

Ciertamente es un tiempo duro para todos, pero la vida sigue y debe continuar con la mayor normalidad posible, sin que esto signifique un riesgo para ti, los tuyos u otros, claro. Tus niños tienen derecho a reír a carcajadas, correr un poquito cada día, ver el cielo, oler el mar o escuchar a los pajaritos. Necesitan gritar unos minutos de lunes a viernes y bailar como locos cada sábado y domingo. Hay que seguir horneando galletitas con olor a felicidad y chispitas de colores con sabor a amor, o cocinar una ricas lentejitas tan sabrosas como el abrazo más apretadito  y unas pizzas rebosantes de de buena onda. Y si lo piensas bien, esa es la clave en esta historia: el optimismo, y tu eres la súper heroína súper poderosa que con su súper capa voladora, lleva a sus pequeños en un viaje de fantasía y magia que alimenta sus mentes, fortalece sus cuerpos y agranda sus ya gigantes corazones. 

Por algún tiempo más los noticieros van a seguir informándonos sobre cifras devastadoras y escenarios apocalípticos y como todo adulto debes estar informado, pero afortunadamente  tu superpoder de mamá, te dará la fuerza y las ganas de  convertir la tarde más tristes y  gris en felicidad pura y colorida, con una búsqueda del tesoro en la sala de casa o un “tonazo” al que sólo están invitados tu y tu familia. Todo vale y cualquier idea es buena cuando se trata del bienestar de  tus niños y la letra M que llevas en el pecho de tu traje de superhéroe, es la que te da el punche para hacerlos felices, siempre.

Que este día del niño no se trate de regalar un juguete, si no de regalarles amor y la promesa de un futuro hermoso y un recuerdo imborrable del amor que sientes por ellos.

Escribe: Alida Werner