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De Má a mamá: Los beneficios de tener amigas con hijos

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Tus amigas de toda la vida, las amigas nuevas, las que solo pasaron por ahí y las que aún no has conocido, todas forman parte importante de tu vida y de tu historia. Somos seres sociables y compartir tiempo y experiencias con otras personas, al mismo tiempo que construímos vínculos y relaciones, es lo natural.

La amistad no es estática, pues tú estás en constante transformación y cambias a lo largo de la vida y es por eso que no es extraño que tu círculo de amigos cambie, también. Aunque en algunos casos (si eres muy suertuda) ese grupo de amigas se vuelve más una familia y va contigo a donde vayas , sin importar cuán lejos sea.

Pero cuando te conviertes en mamá, muchas cosas se reescriben en ti, y eso no quiere decir ni por un segundo que dejes de ser la persona increíble que siempre has sido, solo que tu lista de prioridades ya no es la misma de antes y tus responsabilidades incluyen el bienestar y el acompañamiento de otros seres humanos que dependen de ti por completo. 

No es extraño que tu condición de mamá en el grupo de amigas de siempre, te haga faltar a las celebraciones, las salidas, los almuerzos y hasta  a las reuniones virtuales (tan populares este tiempo), lo que no significa que no las quieras igual o más que antes, solo que tu horario, tus tiempos  y tus tareas de madre, hacen que tu corazón lata a un ritmo distinto al de ellas.

Aunque es muy probable que hayas dejado de participar activamente de la vida que conocías, tu condición de madre y los paseos o caminatas por el barrio, seguro te han regalado un grupo nuevo de amigas-mamás con las que has descubierto, existe gran afinidad. Pero claro, esto no asegura que no tengan ideas muy distintas sobre la vida y la crianza de sus hijos, pero aún así, seguro compartes la felicidad de la maternidad, las preocupaciones de la crianza, los miedos que se presentan al amar profundamente a otro ser humano y las dudas naturales sobre algunas decisiones que sabes que debes tomar, pero para las que existen gran cantidad de respuestas correctas y no siempre es fácil decidirse por una. 

Sin darte cuenta estás  creando un grupo de apoyo para esta gran tarea, con el  que (si tienes mucha suerte) vas tejiendo un vínculo resistente que podría durar para toda la vida.

Y es que estas mamás con las que discutes sobre comida saludable vs. chatarra, de la escuela en casa o de las mejores mascarillas para tus niños, no solo forman parte de tu vida como madre, si no de la de tus hijos y por lo tanto, de la de tu familia. 

Solo ellas pueden entender tus angustias sobre la falta de socialización de los niños durante la pandemia, acompañar la emoción extrema de recibir de sus manitos pequeñas, un micro diente que al fin se cayó, escuchar con genuina preocupación sobre esa alergia que no desaparece, validar y compartir el cansancio indescriptible que significa repetir la misma indicación mil veces al día, cada día y por supuesto, acompañarte en tu furia desproporcionada (que solo siente una madre)  por las medias blancas que nunca volverán a serlo.

Compartir la vida de mamá con otras madres es un gran privilegio, una suerte y  un placer. 

Todas distintas, pero todas con un mismo objetivo, todas dispuestas a dar grandes consejos, a compartir su experiencia, todas con enormes corazones capaces de amar más de lo que se puede explicar y proteger con la ferocidad de la bestia más salvaje, todas mamás a la enésima potencia. Todas familia, todas amigas.

La amistad está donde decidas buscarla con el compromiso de nutrirla y cuidarla, pero es cierto que el club de las madres poderosas es un lugar seguro, tolerante y lleno de risas, donde siempre hay lugar para una más.

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