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¿Por qué es tan importante la relación de hermanos desde la infancia hasta la vejez?

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Si no tienes una hermana o un hermano, no tienes que compartir tu habitación y tampoco tus cajones. No tienes que prestar tus juguetes, heredar hasta la ropa interior o tomar turnos para usar el baño. Si no tienes hermanos, puedes jugar como tú quieras, a lo que a ti te provoque y nunca te dirán que no puedes ser Rainbow Dash o Gokú porque ellos también quieren serlo. Cuando no tienes una hermana o un hermano la atención de tus padres solo es para ti y para nadie más y la Navidad es una fiestas en las que tu eres el único protagonista.

Indiscutiblemente, ser hija o hijo único suena increíble,  porque siempre eres el primero en una fila de a uno. Pero si te tocó ser parte de una familia con hermanas y hermanos aprenderás algunas cuantas cosas que llevarás contigo sin importar a donde vayas.

Aprenderás, por ejemplo, del amor incondicional que supera hasta las batallas más sangrientas por recuperar a la barbie favorita o la mano de mamá cuando vas caminando por la calle. El mismo amor que te hace levantarte a mitad de la noche para revisar debajo de la cama de tus hermanitos y asegurarles que no hay ningún monstruo, aunque poco antes de dormir hayas intentado meterlos al water para descubrir de una vez por todas, a dónde se va el agua cuando jalas la palanca. Aprenderás del amor que puede perdonarlo todo,   hasta revelar a mamá y papá el secreto más profundo que te contaron confiando en tu silencio.  Ese amor que, si sabes cómo cuidar y nutrir, existirá más allá de la distancia y del tiempo que les toque compartir en este plano.

Aprenderás del respeto y la tolerancia  que hacen falta para aceptar que aunque son familia y viven bajo un mismo techo, tus hermanos y tú son personas muy distintas, con gustos diferentes y opiniones opuestas. Mientras tu escuchas Indie Folk, ellos prefieren Reggaeton puro y duro y no por eso debes dejar de amarlos, y es que finalmente cuando hay que celebrar la vida, todos bailan al ritmo de un mismo corazón.

Entenderás que con una hermana o un hermano, el aburrimiento no es una posibilidad verdadera, pues siempre hay algo que hacer, algún juego que jugar, una batalla que librar  o una travesura que planear juntos. 

Cuando tienes hermanos aprendes a compartir si o si. A veces con gusto y otras veces con resignación, pero lo haces.

relación de hermanos

A lo largo de la vida vas a descubrir una y otra vez que tus hermanos siempre te van a ayudar, a cuidar, a acompañar e incluso  a defender , aunque sea de la niña abusiva que te jala el pelo cuando nadie la ve o del adolescente cobarde que pretende humillarte de manera sistemática y solapada. Un hermano o una hermana te va a enseñar cerrar el puño y dar el golpe más fuerte, pero también te dirá cuándo la mejor pelea es la que no sucede. 

Solo tus hermanos pueden decirte con total certeza, que ese cambio en ti no es nada positivo porque te conocen como nadie y saben cuando cambias por un motivo equivocado.

Cuando la vida avanza y te haces grande, dejas de compartir cada desayuno, almuerzo y comida, porque las rutinas van volviéndose complejas y las relaciones  humanas también. 

Algunas veces los odias y te odian  hasta gritarlo con los puños y romper el corazón de mamá y papá, pero luego llega la calma y entonces se aprende del perdón y del olvido.

Un día dejas de verlos, por semanas, por meses e incluso por años, hasta que una tarde en una abrazo en una almuerzo para decirle adiós a papá, te das cuenta que sigues conociendo a tus hermanos como lo hacías cuando tenías 5 años y les repartías tus caramelitos y tesoros escondidos porque eras feliz cuando ellos eran felices. 

De pronto te das cuenta que pasaron 60 años y tus hermanas y hermanos  siguen estando ahí, como siempre, igualitos pero diferentes. Ellos también recuerdan a los abuelos, la casa donde vivieron, las peleas, los amigos de la cuadra, el viaje a la tierra de papá, la voz amorosa de mamá y todos extrañan con la misma nostalgia la vida que han vivido juntos.

La relación entre hermanos es intensa y muchas veces complicada y es que no escogemos a la familia a la que estamos unidos por sangre, solo nos toca y les tocamos, también. Tener hermanos significa compartir un cuarto, una mesa en el almuerzo, romper sus juguetes, pelear por el control remoto y estar en desacuerdo con más frecuencia de la quisiéramos, pero si tienes mucha, mucha suerte significa más que eso. Cuando tienes hermanos compartes juegos, amigos, las galletas de mamá, los dibujos de papá y sus historias para antes de dormir. Celebras su alegría, su éxito, pero también su pena y su dolor. Amas a los que son parte de ellos como si fueran parte de ti y un día te tocará sentir su ausencia, pero hasta entonces, aprovecha cada carcajada, llamada telefónica  y conversación nostálgica sobre la vida que han vivido juntos. Abrázalos tan fuerte como sea posible y no dejes que olviden las historias compartidas y cada recuerdo bueno o malo.

relación de hermanos

Enseña a tus hijas e hijos a escribir su propia historia junto a sus hermanos,  llena de recuerdos de amor, respeto, fuerza, tolerancia y amistad, mientras construyen una nave con cajas, cinta adhesiva, lápices de colores, crayones y plumones para viajar al espacio a buscar a la criatura más fantástica de toda la vía láctea.

Es cierto que crecer sin hermanos puede ser igual de bueno divertido, pero tenerlos, es tener amigos del alma para toda la vida.

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