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10 beneficios de cocinar con tus hijos

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¿Y hoy qué mas hago con mis hijos? Te lo preguntas tú y se lo pregunta cada mamá en aislamiento. Estas buscando a diario y desesperadamente mantener la calma, mantener la rutina, mantenerlos activos y entretenidos, mantener la cordura en este tiempo bizarro para no salir corriendo (porque además no puedes). Y es normal que en ese proceso pases por alto lo ricas que pueden ser las actividades cotidianas y simples, como hacer la comida, por mencionar alguna.

Si tienes niños de más de 4 años, seguro que una de las cosas que más quieren hacer es ayudarte a cocinar: cortar los tomates, picar el pollo, desgranar el choclito,  lavar los platos, y no porque sean las cosas más fantásticas del mundo, si no porque las haces tú y estar a tu lado sintiéndose importantes es, probablemente, el anhelo de cada hijo.

No lo veas solo como una actividad más para llenar las horas de cada día, cocinar con tus hijos, en familia, es una experiencia que los beneficia de muchas maneras y queremos contarte por qué y cómo.

Autoestima y Seguridad

Hacer algo bueno y bien hecho, como participar en la preparación de los alimentos para toda la familia, los hará sentir satisfechos, capaces e importantes. Estos sentimientos ayudan a reforzar aspectos positivos de su personalidad y a construir una buena imagen de sí mismos.

Trabajo en equipo

Si tus hijos son niños pequeños, es muy difícil que se encarguen ellos solos de prepararlo todo, pero sí pueden realizar algunas de las tareas que se requieren para esta labor, como pelar las arvejitas, lavar el arroz, las papas y las hojas de lechuga o cortar algo suave como un poco de quesito fresco. Es necesario que sientan que cada uno cumple una función importante y que el esfuerzo colectivo es la clave de su éxito.

Creatividad, imaginación y solución de problemas

Cocinar no solo es seguir una receta, es imaginar cómo podemos volverla más rica o más divertida. Puedes aprovechar para preguntarles lo que saben sobre cada ingrediente. Cualquier aporte puede ser "ese algo especial" que convierta un plato muy simple en algo digno de un restaurante cinco tenedores. Déjalos volar y ponerse creativos e invítalos a inventar sus propias recetas con lo que hay en casa. No dudes de que te sorprenderán. 

Conocimiento

Este es un gran momento para hablar sobre los distintos tipos de alimentos, para conversar sobre la procedencia de cada vegetal y fruta, de en dónde crecen, de cómo se cuidan, de cómo llegan al mercado y después a nuestra mesa y así conocer un poco más del ciclo de la naturaleza y de la gran responsabilidad que tenemos al cuidarla. 

Matemáticas

La repostería es un pretexto delicioso para aprender de números, cantidades y fracciones. Usar tazas o cucharas medidoras vuelven tangibles esos conocimientos abstractos de los que siempre están escuchando pero que no logran dimensionar. Partir un bizcochito de plátano y chocolate recién hecho puede ser la mejor forma de entender los números enteros y las fracciones y claro, esas cosas simples como sumar los limones que lleva una rica  Delicia de Limón o restarle al total de galletitas que salieron del horno, todas las que se comieron antes de guardarlas en la lata. 

Esta es un forma natural, relajada y divertida de aprender sobre los número y de cómo las matemáticas están siempre presentes en la vida cotidiana.

Lenguaje

No hay nada que enriquezca más el lenguaje de tus hijos que el hábito de la conversación. Tu puedes ampliar su vocabulario cada vez que usas una palabra nueva. Y en la cocina y sus preparaciones existen grandes tesoros del lenguaje, como tamizar, cernir, soasar, escurrir y muchas otras palabras que pueden conocer y aprender  a usar correctamente. Las palabras nuevas son muchísimas y los temas de conversación mientras cocinan juntos, infinitos.

Motricidad fina

Mover, batir, mezclar, tapar una botella, poner sal en una cucharita o picar unos champiñones son acciones que tú haces sin pensar y que no te significan ningún reto, pero para tus hijos pueden ser un ejercicio divertido para el correcto y pertinente desarrollo de su habilidad motora fina. Solo confirma que sean actividades seguras que no terminarán en un "baño de sangre".

Atreverse a probar

No es raro que los niños se resistan a probar nuevos sabores o ingredientes bajo el principio inquebrantable de que son "wákala" y "aj", idea que fácilmente puede cambiar si se familiarizan de manera divertida con eso que les parece feo o poco sabroso, si saben cómo se ve por fuera y por dentro y si conocen algo de su historia también. Recuerda que para que ellos se aventuren a probar cosas nuevas, tú debes hacerlo primero.

Aprendiendo a comer saludable 

Es poco probable que los niños amen el brócoli porque es verde y parece un árbol miniatura o la zanahoria porque eso come el conejo de Pascua, pero puedes ir contándoles para qué es buena cada fruta, verdura, cereal y menestra. Explicándoles la importancia de las vitaminas, de la fibra, los carbohidratos y la proteína y sobre todo la necesidad de comer un poquito de todo.

Estimula el desarrolla de sus sentidos

La cocina es un lugar donde participan todos los sentidos y es, simplemente, un placer. Los niños van a usar su vista, olfato, oído, gusto y tacto a la hora de participar de la preparación de los alimentos. Enséñales que la comida tiene colores, texturas, olores muy particulares y que todo es importante a la hora de preparar y de comer.

Vínculo

Suceden muchas cosas en la cocina además de los sabores, descubrimientos, conocimientos, números y nuevas responsabilidades, pero tal vez lo más importante es lo que se cocina entre tus hijos y tú. No estás llenando horas muertas evitando que se maten entre ellos, tampoco estás  traspasando recetas, estás fortaleciendo el vínculo entre ustedes, al mismo tiempo que mantienes vivas historias y tradiciones familiares y creas recuerdos que seguro ellos contarán a sus hijos cuando llegue el momento. Estás haciendo hogar, estás siendo mamá.

#QuédateEnCasa y haz que valga la pena.

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