DISTRIBUIDORES

* Complete todos los campos

CLUB MAESTRO

* Complete todos los campos

Cómo influye la autoestima de mamá en los niños

Blog Single
  1. Y de pronto (aunque no tan de pronto), 9 meses más tarde, somos mamás. Nuestro bebé está en brazos llenito de amor y de cuidados. No lo dejamos ni un minuto y nuestra vida gira en torno a ella o a él y todo está bien. 

Pero en algún punto tal vez nos preguntaremos si ¿podremos hacerlo bien?, o si ¿ somos de esas mujeres que han sido hechas para ser mamás?, o si sabremos responder a cada pregunta que nuestros hijos hagan. Cuestionamos nuestra habilidad, fuerza e instinto, pues además de maravillosa, la maternidad (y la responsabilidad que esta conlleva), es aterradora.

Pero los días pasan casi sin darnos cuenta, y de la noche a la mañana, nuestro bebé empieza a crecer. Ahora camina, come y  hasta corre. Habla, (oh rayos cuánto habla), y nos mira y aprende. Si, aprende de nosotras y de lo que hacemos y decimos y de cómo nos miramos en el espejo y de cómo nos sentimos en el lugar que ocupamos en el mundo. Aprende de cómo  nos lavamos, cómo tomamos un café, cómo vamos al baño, o de cómo nos amarramos los zapatos. Aprende de cómo respondemos ante el peligro, la calma o la felicidad y aprende de cómo nos vemos cuando estamos rotas por dentro y cómo, a pesar de eso, nos levantamos cada día para luchar él o ella.  Pero sobre todo aprende de cómo quererse a sí mismo, si podemos enseñarlo.

Este es uno de los aprendizajes más importantes que podemos  dar a nuestras hijas e hijos;  gustarse, cuidarse, valorarse y respetarse. Y siendo muy honesta, no es raro sentirnos en blanco  y algo abrumadas ante una tarea de estas dimensiones y preguntarnos muchas muchas veces ¿cómo lograrlo?. Felizmente la respuesta es sencilla y es hermosa:  Amándonos a nosotras mismas.

La autoestima (nuestra autoestima), es determinante en la crianza de nuestros niños y niñas, pues ayudar a construir una que sea muy potente en ellos, es sin duda, uno de los mejores legados que podemos dejarles. 

Pero ¿qué es la autoestima? pues nada más que la percepción que tenemos sobre nosotras mismas, nuestro cuerpo, nuestras capacidades, pensamientos y emociones. Y esta puede ser positiva, muy firme  y fuerte o muy pobre, frágil y negativa y en cada uno de los escenarios, será transmitida a nuestras hijas e hijos reflejándose en su propio futuro.

Es por esto que nuestro bienestar emocional, mental y una autoestima fuerte y muy positiva, son de vital importancia en el proceso maravilloso de la crianza, y por lo tanto es necesario que nos ayudemos a construir la mejor versión de nosotras mismas. Así que si crees que este tema es relevante, estos son algunos consejos que tal vez  hagan la diferencia.

Para nosotras:

Empecemos por hacer una reflexión sobre cómo nos sentimos con nosotras mismas. Tal vez no hemos estado dándonos suficiente tiempo para cuidar de nuestro cuerpo, nuestra comida y todo lo que nos hace felices, fuera de nuestra condición de madres, claro. En este punto es muy importante identificar si hay algo que no marcha tan bien y nos hace dudar de toda nuestra capacidad para resolverlo.

Pidamos ayuda. Si hemos detectado algún punto flaco en nuestra percepción sobre nosotras y reconocemos que es algo que no podemos atender y reparar solas, pues es momento de involucrar a alguien en quien confiemos mucho y a quien podamos pedir consejos  o de ser necesario, a un profesional de la salud de las emociones y el pensamiento. Es momento de resolver y no quedarnos jamás con la sensación de que nuestros problemas son menos importantes que los de quienes cuidamos y amamos. Así que no, no todo puede esperar.

Tiempo de darnos cariño.  Cuidamos de nuestra familia, nuestro hogar y nuestro trabajo todos los días, así que es más que necesario cuidarnos, querernos y darnos algún gusto con frecuencia. Tal vez nos provoca un programa de ejercicios super punche, o un taller de historia del arte, aprender a correr tabla o pintar con acuarela. Podríamos preferir salir a caminar con amigas, o tomarnos un fin de semana a solas. No importa lo que sea, solo importa que nos haga sentir vivas, útiles, hermosas y más poderosas que siempre. 

Está bien sentirnos “puaj” (pero solo de vez en cuando). A todas nos ha pasado en algún momento y no es malo reconocer nuestras emociones y darnos tiempo para explorarlas, pero de ninguna manera está bien quedarnos en un sentimiento que no reconoce las mujeres maravillosas que somos.

Para nuestras hijas e hijos a través de nosotras:

No pretendamos cumplir nuestros sueños a costa de los suyos. A menudo sucede que tenemos una idea de lo que queremos ser o hacer, pero la vida nos sorprende y nada es como planeamos. Y aunque no está bien, pues también los está, y debemos aceptar que cada etapa de la vida es distinta y trae consigo cosas maravillosas y otras que no lo son tanto, por lo que no debemos tratar de cumplir esos sueños frustrados, forzando a nuestros niñas y niños a querer la vida que no logramos tener. Respetemos su individualidad y promovamos su propio camino de descubrimientos. 

Nuestros conflictos no tienen por qué ser los suyos. Con frecuencia compartimos ideas u opiniones sobre otras personas, nuestra pareja o sobre nosotras mismas, perdiendo de vista que las conversaciones sobre adultos y de adultos, deben compartirse exclusivamente con adultos. Muchas veces comentamos al aire nuestra disconformidad con nuestra vida o nuestro cuerpo, dando un mensaje poco positivo a nuestros niños y dejando ver nuestro cansancio que, aunque no es algo malo, podría guiarlos por un camino de poca satisfacción.  Y no se trata de esconder nuestro sentir, solo de ser cuidadosas y compartir con ellos lo que corresponde. No dejemos que asuman como algo “normal”, una vida en la que no se han resuelto conflictos y tomemos acción sobre ellos. 

No siempre con ellos. Si nuestros hijos han crecido suficiente como y ya no necesitan que estemos literalmente a su lado a cada minuto, entonces debemos promover espacios de independencia en los que  trabajen en la construcción de su propia personalidad y desarrollen habilidades y aficiones. De esta manera, nosotras también tendremos momentos a solas para hacer lo que sea que nos provoque o nos toque. 

Primero Yo.  No debemos sentir culpa ni remordimiento por ponernos como prioridad en nuestra lista de pendientes. Si queremos asegurar que los que amamos y dependen de nosotras estén bien, debemos trabajar en nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro bienestar, primero que nada. Recordemos que si estamos bien, todos están bien.

Este es un trabajo que, sin duda, tomará tiempo si no tenemos costumbre de pensar primero en nosotras y el hábito de validarnos cada día, pero el esfuerzo valdrá la pena y el trabajo duro, pues querernos es la mejor forma de querer a nuestras niñas y niños, después de todo, no hay mejor regalo que el del amor propio.

 

Artesco Logo