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Cada espacio del que nuestros hijos forman parte, debe ser un lugar de crecimiento donde puedan desarrollar sus habilidades y potenciar sus capacidades de manera segura, sana y positiva.
La escuela es uno de esos espacios donde nuestros niños deben sentirse a gusto, libres y motivados. Pero para que estos espacios sean ambientes de crecimiento y proyección, es indispensable que existan normas de convivencia que delimiten el comportamiento de niñas, niños y maestros, asegurando una relación amable y de gran beneficio para todos.
En la escuela no solo se aprende historia, ciencia, lengua o arte, también se aprende a compartir, a esperar, a ser empático, a ser tolerante. En la escuela se aprende a convivir y para ello es que necesitamos las normas de convivencia.
Las normas de convivencia son pautas sociales de conducta aceptadas como necesarias por una comunidad para mantener un clima de convivencia adecuado. Estas normas nos dicen lo que es correcto y lo que no, dentro de una dinámica grupal. Son los parámetros de comportamiento que cada individuo miembro de este grupo debe seguir en todo momento por su propio bien y el de los demás, para asegurar sus derechos y respetar sus deberes.
Para que nuestros niños puedan sacar el máximo provecho de su experiencia dentro de la escuela, es muy importante que, junto al resto de la comunidad educativa, inculquemos valores y transmitamos estas normas de convivencia a nuestras pequeñas y pequeños.
Las normas de convivencia enseñan a los niños a compartir un mismo espacio de una forma armoniosa, pacífica, constructiva y sana. Pero las normas de convivencia no solo tienen que ver con el respeto de ciertos espacios u horarios, tienen que ver también con el cuidado de nuestro cuerpo y el respeto hacia los demás. Por esta razón debemos enseñar una serie de normas que están estrechamente relacionadas a los valores en los que criamos a nuestros hijos, como por ejemplo:
Crear condiciones óptimas de convivencia, es una tarea de todos los que forman parte de una comunidad, en este caso, de la escuela. Pero tener claras las normas de convivencia dentro del aula no solo es una beneficio para la vida cotidiana de los niños y maestros, pues convivir en un espacio amable, seguro, ordenada y respetuoso, dará espacio para que niñas y niños desarrollen sin obstáculos sus capacidades cognitivas, mejorando significativamente el rpoeceso de aprendizaje, dano espacio a éxito académico individual y grupal.
Como ves, enseñar normas de convivencia a nuestros hijos, es más importante de lo que parece a simple vista. Es enseñarles a construir el mundo en el que todos queremos vivir, con respeto, cuidado y grandes posibilidades para el futuro.