Todos somos distintos y nadie es igual a otra persona y aunque valemos lo mismo como seres humanos, cada uno de nosotros tiene fortalezas, debilidades y es inteligente de distinta manera, lo que nos va dando forma, tamaño y color. Esto sucede en  adultos, jóvenes y niños por igual y vamos a entender por qué.

Cuando hablamos de la inteligencia existen dos posturas principales: la primera define la inteligencia como una cualidad inmutable que nace con nosotros, no puede modificarse y se mide por números. Esta postura sostiene que somos inteligentes si resolvemos problemas matemáticos y somos buenos en  lenguaje e historia y lo demostramos a través de altas calificaciones en pruebas y exámenes. Sin embargo esta visión de la inteligencia no contempla las habilidades sociales o emocionales de niños ni adultos.

La otra visión, conocida como la Teoría de las Inteligencias Múltiples, propone que todos tenemos distintas cualidades que pueden nacer con nosotros o desarrollarse en el tiempo. Dice también que todos nos destacamos en unas más que en otras,  pero que con el correcto estímulo pueden modificarse y potenciarse a lo largo de la vida. La teoría de las inteligencias múltiples postula que no existe un único tipo de inteligencia, sino ocho tipos de inteligencia: lógico-matemática; lingüística-verbal; espacial-visual; cinética-corporal; musical; interpersonal; intrapersonal y naturalista, y explica que cada persona tiene una o varias inteligencias dominantes en las que destaca especialmente, y alguna inteligencia débil, situándose en el punto medio en los demás tipos de inteligencia.

Ahora bien, si lo que estamos buscando es identificar las fortalezas de nuestras niñas y niños, saber cuales son las inteligencias dominantes que los acompañan es un conocimiento necesario, pues nos permite entender cómo piensan y de qué modo son inteligentes. Descubrirlo nos permitirá crear las condiciones para impulsar su desarrollo y mejorar su aprendizaje.

¿Pero cómo logramos identificar estas cualidades en nuestros hijos? 

Debemos partir de la observación y la conversación y estar atentos a lo que les gusta e interesa para reconocer eso en lo que son verdaderamente buenos. 

Si quieres descubrir sus talentos y habilidades, sigue esta lista y podrás identificar cuáles son las inteligencias dominantes de tus hijos.

Inteligencia lógico-matemática:

Los niños presentan especial habilidad con los números, el cálculo y la comparación de cantidades. Necesitan entender la lógica de todas las cosas, disfrutan resolviendo problemas y tienen interés por explorar y hacer experimentos.

Inteligencia lingüística-verbal:

Los niños disfrutan de la lectura, tienen un vocabulario amplio y se expresan oralmente de manera fluida y clara. Suelen presentar facilidad para materias como lenguaje e historia y la creación escrita u oral de cuentos, les es afín.

Inteligencia corporal-cinestésica:

Los niños tienen buena coordinación, equilibrio y son hábiles con los deportes o actividades físicas. También suelen armar y desarmar objetos con rapidez y con frecuencia, arreglarlos si están descompuestos. Disfrutan de hacer manualidades y se comunican con todo su cuerpo gesticulando y moviéndose al momento de expresarse.

Inteligencia musical:

Los niños presentan un gusto especial por la música. Logran crear ritmos con su cuerpo constantemente, reconocen e identifican sonidos e instrumentos, son entonados y afinados al momento de cantar y tienen facilidad para aprender y recordar melodías. Pueden discriminar entre distintos sonidos y a menudo presentan facilidad para tocar uno o más instrumentos

Inteligencia visual-espacial:

Los niños están atentos al mundo que los rodea y se fijan en los detalles de todo lo que observan. Demuestran interés por el arte y sus manifestaciones y se ubican con facilidad en los distintos espacios. También tienen facilidad para resolver acertijos, encontrar el camino en los laberintos y armar rompecabezas.

Inteligencia interpersonal:

Los niños tienen especial habilidad para relacionarse con otras personas. Suelen ser líderes en sus grupos sociales, influenciando a sus pares. Son carismáticos y empáticos y parecen tener un don para entender y hacer sentir cómodos a otros como ellos.

Inteligencia intrapersonal:

Los niños son reflexivos sobre sí mismos y el mundo que los rodea. Disfrutan pasar tiempo solos, reconocen sus emociones y las manejan correctamente. Estos niños suelen tener una autoestima fuerte, sólida y poderosa.

Inteligencia naturalista:

Los niños disfrutan de la compañía de los animales, de pasar tiempo en espacios naturales y del cuidado de las plantas. Les gusta investigar sobre la naturaleza, sus misterios y el equilibrio perfecto entre los seres vivos y los ecosistemas. Demuestran mucho interés en los fenómenos naturales.

Debemos tener muy presente que ninguna inteligencia es mejor que otra, solo nos hace ser diferentes y mientras más claro tengamos cuales son las fortalezas de nuestros niños, mejores serán nuestras acciones para ayudar a desarrollar sus talentos y habilidades.

Empecemos por observar atentos y sin prejuicios, reconociendo quiénes son nuestras hijas e hijos y lo que necesitan de nosotros para convertirse en la mejor versión de sí mismos.