DISTRIBUIDORES

* Complete todos los campos

CLUB MAESTRO

* Complete todos los campos

No todas son malas noticias: 7 cosas positivas de la cuarentena

Blog Single

Llevamos algunos meses en casa saliendo mucho, poco o nada, tratando de inventar formas novedosas y tolerables de vivir cada día, evitando el pánico, tratando de ser conscientes de la nueva realidad que nos toca, viviendo día a día y en algunos casos, sobreviviendo. Al principio, esta tormenta mundial me llenó de temor, aunque la verdad fue más que eso. Tuve noches de angustia en las que no podía dormir pensando en qué les esperaba a mis hijas, a mi familia, a mis amigos y a todos esos hogares menos afortunados que el mío, sumida en una incertidumbre que sólo esperaba el nuevo mensaje del mediodía para aliviarse o hacerse más profunda aún.

Han pasado más 70 días y, aunque no estamos ni remotamente cerca de solucionar o sobrepasar esta pandemia sabiéndonos victoriosos, creo que ya me he acostumbrado a no salir de casa (porque tengo la suerte de poder quedarme dentro), a hacer las paces con vivir mi vida un día a la vez sin planes a largo plazo y a no perder la calma. Creo que al fin estoy interiorizando que la vida va a ser así por un largo tiempo y debo tratar de acostumbrarme a sonreír detrás de una mascarilla y que mis ojos hablen por mi corazón y a aprender a reconocer las caras familiares del barrio a través de un protector facial en mi paseo interdiario de 30 minutos, a no más de 500 metros de casa y sin juguetes, que hago con mis dos hijas. He decidido  rescatar el lado positivo y amable de las cosas, pues tengo las condiciones para hacerlo y por lo tanto la obligación moral de llevarlo a cabo.

Así que he hecho una lista pequeña de eso que (en mi experiencia personal) creo que es muy positivo y va mas o menos así:

El tiempo juntos:

Mi esposo que no es mi esposo se quejaba amargamente de no poder pasar más tiempo con sus hijas durante el día. Ahora, aunque trabaja desde casa casi 12 horas de lunes a viernes, puede verlas, escucharlas y abrazarlas cada vez que su corazón se lo pide. Hacía mucho que no teníamos la oportunidad de sentarnos juntos a la mesa para desayunar, para almorzar o tomar lonchecito, pero la cuarentena nos ha regalado la posibilidad de comer juntos, jugar juntos, ver una película o simplemente mirarnos las caritas hasta quedarnos dormidos.

El cariño:

¡Extraño los abrazos!. La sensación calentita y reconfortante de eso que sale desde el corazón, es algo que anhelo dar y recibir más que cualquier cosa. Puedo dejar de ir al cine, de movilizarse por la ciudad o ir de tiendas para probarme todo y comprar nada, pero el temor y la imposibilidad de demostrar físicamente mi cariño a las personas que quiero, me hace muy consciente de la situación difícil que todos vivimos a la vez. Una de las primeras cosas que haré tan pronto sea posible, es abrazar fuertemente a quienes me importan  para que sepan lo que siente mi corazón por ellos. El aislamiento me ha hecho saber lo suertudos que somos cuando podemos demostrar nuestros afectos libres y sin miedo.

La organización familiar:

Esta situación nos pone a prueba como familia en todos los sentidos, sin importar como se componga la tuya. Compartimos  espacios de trabajo en casa, dividimos el tiempo en decenas de actividades y responsabilidades, convertimos la casa en una escuela y todo sucede al mismo tiempo y sin pausa. Pero lo logramos todos los días y nos demostramos  que  es posible si le ponemos corazón y muchas ganas. 


Volver a lo hecho a mano:

De un día para el otro todo a lo que estábamos acostumbrados, dejó de estar ahí: La comida rápida, los juguetes, las tiendas, los servicios que ofrecen todo hecho para que tu te des el trabajo de hacerlo (tengas o no el tiempo para lograrlo). Ahora volvemos a la necesidad de hacer en casa todo lo que se requiera o desee , desde una mascarilla de tela, hasta la masa del pan que queremos comer. ¡Bravo por nosotros!

El ahorro:

Como todo sucede dentro de casa y no necesitamos movilizarnos, los gastos han disminuido significativamente, lo que es un gran alivio, pues los ingresos en casi todos los hogares, también. Esto es un recordatorio de que ahorrar SI es una posibilidad si nos organizamos bien.

Las responsabilidades a los niños:

Este es un gran momento para crear consciencia en nuestros hijos sobre lo que significa llevar un hogar y la responsabilidad que tenemos todos los miembros de una familia en el buen funcionamiento de la misma. Somos como una gran máquina y nadie puede dejar de hacer su parte. Hoy  mis hijas están más conscientes, alertas y pendientes que ayer de la importancia de sus porpias labores en casa.

Somos más solidarios:

Muchos hogares están pasando un momento terrible, al verse imposibilitados de generar ingresos que aseguren las necesidades básicas de su familia. Es por eso que muchas personas en todo el mundo, han sido capaces de ayudar a otros con lo que pueden compartir. Todos hacemos un esfuerzo diario para mantenernos a flote, pero nos solidarizamos con otros, lo conversamos en familia y compartimos en la medida que nuestras posibilidades lo permiten.  

Creamos comunidad en nuestro vecindario:

Hasta hace poco no sabía el nombre de la mayoría de mis vecinos. ni donde trabajaban o si venían de otros países, pero de pronto nos hemos vuelto muy conscientes de las personas que tenemos cerca y de lo importantes que podemos ser el uno para el otro. Cosas simples como prestarnos un par de cebollas para el almuerzo, hasta el analgésico a mitad de la noche para combatir un profundo dolor de cabeza, producto del insomnio pandémico.

La creatividad:

Es momento de ser positivo y no decirle que no a nada. Nos tenemos que inventar formas de trabajar sin ir al trabajo, de mantener emocionalmente sanos a nuestros niños, de prepara un súper menú solo con lentejas y arroz o convertir en acontecimientos hiper especiales los cumpleaños sin la familia y los amigos. Cada día es un reto nuevo, pero si podemos armar un estudio fotográfico en el patio y convertir dos sillas y un poco de tape en un trípode,lo podemos todo.

El ser agradecidos:

Ya no salgo con libertad ni a ver el cielo desde el parque, no visito a mis padres porque son parte de la población de mayor riesgo, no quedo con amigos y la escuela en casa me hace echar chispas y humo por las orejas con frecuencia, pero tengo una casa que me protege del sol y del frío, tengo agua  para beber y limpiar mi cuerpo, tengo salud, recibo y doy amor. Puedo reírme a carcajadas con el compañero de mi vida mientras educamos juntos a nuestras hijas y les servimos un plato de comida tres veces al día. Estamos juntos, estamos a salvo y así queremos seguir. Soy afortunada y lo sé y por eso estoy agradecida cada uno de estos días dentro de casa.

Me gusta pensar que siempre puedo encontrar un ángulo positivo en cada situación que me toca vivir y he decidido repetirlo a manera de mantra para no perder la fuerza o la esperanza de celebrar todos juntos esta victoria que seguro, pronto alcanzaremos. 




Artesco Logo