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Estudiar suele requerir mucho de nuestro tiempo, mucha de nuestra atención y un gran compromiso de nuestra parte para conseguir eso que tanto queremos lograr. Cuando estamos estudiando gastamos mucha energía buscando la mejor forma de aprender, pues consumimos gran cantidad de información en textos impresos o digitales, en videos o imágenes, por lo que siempre es necesario ordenar y organizar esa información de manera que podamos retener la mayor parte de ella sin que nuestro cerebro explote súbitamente.
Muchas veces los resúmenes no son suficientes y debemos valernos de un recurso más visual, como fotos, dibujos o mapas conceptuales.
El mapa conceptual es un diagrama que ayuda a entender un tema específico al visualizar las relaciones entre las ideas, palabras y conceptos. Por lo general, las ideas son representadas en un punto de intersección, de conexión o de unión de varios elementos que se encuentran en un lugar, llamados nodos. Estos están organizados según su importancia y se conectan con líneas, flechas o palabras de enlace para explicar y reforzar las relaciones que existen entre ellos.
Son, también, una poderosa herramienta de enseñanza y/o aprendizaje. Si conseguimos usarlos correctamente, pueden facilitar la construcción del conocimiento a través de la asociación de nuevos conceptos o ideas a otros ya existentes previamente, llevándonos de manera amable y eficiente a un aprendizaje significativo, profundo y permanente.
Al ser un recurso de aprendizaje orientado hacia lo visual, un mapa conceptual nos ofrece un resumen más fácil de recordar y entender. Nos ayuda a entender cada materia o curso de forma simple y mientras nos ayuda a aclarar conceptos e interiorizar lo aprendido.
Nos ofrece también la posibilidad de reconocer y distinguir los conceptos o ideas principales y diferenciarlos de los menos importantes o secundarios. De esta manera podemos aprovechar cada sesión de estudio para optimizar el aprendizaje y la comprensión de la información que recibimos.
En otras palabras, estos mapas nos sirven para ordenar datos, visualizarlos e incorporarlos fácilmente a nuestras propias torres de conocimiento.
Para que esta herramienta sea efectiva y dinámica, es importante tener en cuenta algunos puntos básicos.
-Tener claro el tema.
-Recopilar toda la información necesaria.
-Leer, entender y procesar toda la información para filtrar lo más importante.
-Ordenar y conectar los conceptos.
-Revisar para asegurarse de que cada concepto está conectado a la idea que corresponde.
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Ahora que ya tenemos claro lo que es un mapa conceptual y cuán beneficioso puede ser para nuestro aprendizaje, es momento de darle un toque personal.
Podemos elegir distintas figuras o estilos para diferenciar cada tema o materia. Por ejemplo, si se trata del curso de comunicación, podemos usar nubes o estrellas para los nodos y si hablamos de conceptos matemáticos, tal vez sea preferible usar formas geométricas limpias y espaciosas. Podemos aplicar flechas, puntitos, líneas punteadas o lo que más nos provoque para hacer los conectores y reforzar las ideas de cada mapa.
También podemos usar Resaltadores Mini Neón, Mini Pastel, Plumones Dual Brush Clásicos, Neón y Pastel. O podemos hacer detalles muy finos con los Fine Liners y Sketch Markers o poner algunos acentos con su punta pincel. O si nos provoca podemos decorar algunos títulos e ideas centrales con Goma Escarchada o Goma Metálica. Las posibilidades son infinitas.
Aquí se trata de explorar los materiales y nuestro talento, mientras descubrimos la mejor manera de resaltar esas ideas que nos ayudarán a entender mejor la información que queremos ordenar en cada mapa conceptual.
Exploremos sin miedo las opciones que esta herramienta nos ofrece y no dejemos de divertirnos en el proceso.